A medida que la amenaza del coronavirus fue aumentando en marzo, hospitales, sistemas de salud y consultorios redujeron drásticamente los servicios que no eran de emergencia para prepararse para una afluencia de pacientes con COVID-19.
Pero una nueva encuesta revela que este vacío en la atención no fue solo porque los centros de salud se estaban preparando, sino también porque muchos pacientes decidieron atrasar procedimientos y citas.
En la encuesta realizada por la Kaiser Family Foundation (KFF), el 48% de los estadounidenses dijo que ellos mismos o un miembro de la familia habían salteado o retrasado atención médica por la pandemia, y el 11% de ellos dijo que la condición médica empeoró por culpa de ese atraso.
Grupos médicos han notado una fuerte caída en el número de pacientes de emergencia en todo el país. Algunos, como el Colegio Estadounidense de Médicos de Emergencia, el Colegio Estadounidense de Cardiología y la Asociación Americana del Corazón, han instado públicamente a las personas preocupadas por su salud a no dejar de ir al médico.
El doctor William Jaquis, presidente del Colegio Estadounidense de Médicos de Emergencia, dijo que las historias que ha estado escuchando sobre las personas que retrasan la atención han sido preocupantes: por miedo al coronavirus están sufriendo ataques cardíacos o accidentes cerebrovasculares en sus hogares.
Jaquis instó a las personas a no dejar de ir a la sala de emergencias si tienen un ataque, y remarcó todas las precauciones de seguridad que los hospitales están tomando para frenar la propagación del coronavirus.
“No se siente en casa hasta que algo salga realmente mal”, dijo Jaquis. “Estamos allí y, en muchos sentidos, muy seguros. Y, especialmente en algunos lugares, con un muy bajo volumen de pacientes, por lo que podemos ver a las personas rápidamente. Venga, por favor”.
Según la encuesta, casi 7 de cada 10 de los que habían decidido postergar una cita médica esperan recibir atención en los próximos tres meses.
A pesar que un número significativo de adultos dijo que retrasó la atención, el 86% expresó que su salud física “se ha mantenido casi igual” desde el inicio del brote en los Estados Unidos.
Sin embargo, casi el 40% dijo que el estrés relacionado con el coronavirus ha afectado negativamente su salud mental.
Las mujeres fueron más propensas que los hombres a decir que la pandemia había tenido un impacto negativo en su salud mental, y aquéllos que viven en áreas urbanas y suburbanas sufrieron más este impacto que las personas que viven en zonas rurales.
Casi la mitad de las personas que viven en hogares que han experimentado pérdida de ingresos o de empleo dijeron que la pandemia tuvo un efecto negativo en su salud mental.
La encuesta también informa sobre algunas de las consecuencias económicas de la pandemia. Se encontró que aproximadamente 3 de cada 10 adultos han tenido problemas para pagar los gastos del hogar, con un 13% expresando dificultades para pagar la comida y un 11% para cubrir las facturas médicas.
Casi 1 de cada 4 adultos dijo que la persona misma o un miembro de la familia en el próximo año probablemente recurrirán a Medicaid, el seguro de salud federal gerenciado por los estados para residentes de bajos ingresos.
Medicaid sigue teniendo un fuerte apoyo. Cerca de las tres cuartas partes dijo que se opondrían a los esfuerzos de sus estados para reducir el programa como parte de recortes de presupuesto.
La encuesta se realizó del 13 al 18 de mayo entre 1,189 adultos. El margen de error de muestreo es +/- 3 puntos porcentuales para la muestra completa.
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